Danza chilenos de Haquira
La danza de los chilenos de Haquira es una expresión folklórica arraigada en la memoria colectiva del pueblo andino. Este baile patronal costumbrista tiene como trasfondo el recuerdo de la Guerra del Pacífico, un conflicto que dejó una huella duradera en la comunidad local. En el marco de las numerosas festividades que caracterizan a Haquira a lo largo del año, los personajes conocidos como los chilenos o chilinos emergen en las celebraciones en honor a la Virgen de Asunta el 21 agosto y a la Virgen de Cocharcas el 15 de septiembre.
El
origen preciso de esta danza se pierde en el tejido de la memoria colectiva, y
los relatos sugieren que surgió a raíz del paso de los chilenos por las
comunidades del sur andino, dejando una profunda impresión en la población
local. En la actualidad, la danza se practica como una manifestación devota
hacia las vírgenes patronas de Haquira. En este espectáculo danzístico, los
personajes encarnan la figura del hombre valiente, aventurero y audaz que se
desenvuelve en el paisaje andino.
El
vestuario empleado en la representación es notablemente señorial, evocando la
imagen de un hacendado que comercia con la costa y surca los territorios a
caballo. Está compuesto por sombreros de paja originarios del valle de Majes,
chaparreras de cuero conocidas como qarawatana, diseñadas para soportar las
extensas cabalgatas. Complementan la vestimenta las espuelas vaqueras, lazos y
el distintivo pasamontaña llamado ch’uku, que cubre por completo la cabeza y el
rostro, ostentando motivos prehispánicos.
La
figura del chileno en esta danza es una representación construida que proyecta
una identidad inesperada pero, paradójicamente, existente en la comunidad.
Aunque en un principio puede ser percibida como una apropiación forzada, con el
tiempo se llega a aceptar y valorar esta peculiar personalidad. Esta complejidad
nos recuerda lo ambiguo que pueden ser las aspiraciones y las valoraciones
positivas.
El
chileno encarna una serie de características que a menudo son consideradas como
antivalores: malcriado, malvado, lisonjero y arriesgado. Sin embargo, en el
contexto de la construcción de la masculinidad andina de los habitantes
locales, también representa una faceta aspiracional. Esta dualidad refleja la
riqueza y la profundidad de las representaciones culturales, donde los límites
entre lo aceptado y lo cuestionado se entrelazan, desafiando las nociones
preconcebidas y dando forma a una expresión artística que va más allá de la
superficie.
La
danza de los chilenos de Haquira, como expresión cultural, encierra en sus
movimientos y vestimenta la resonancia de un pasado histórico marcado por la
guerra y la valentía de quienes lo enfrentaron. A través de esta danza, la
poblacion de Haquira rinde homenaje a sus vírgenes patronas, manteniendo viva
una tradición que fusiona la devoción religiosa con la memoria colectiva de un
conflicto que dejó una profunda impronta en su identidad cultural.
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