La wayliya haquireña
Haquira
es un pueblo de larga trayectoria histórica que en la actualidad muestra sus expresiones
culturales en el aspecto folclórico. En general, las fiestas religiosas y acontecimientos
cívicos son momentos para mostrar las danzas y músicas costumbristas. Desde el
mes de enero hasta el mes de diciembre hay fechas festivas en cada mes. En el
mes de diciembre, se realizan actividades relativas a la navidad y el momento
de mayor importancia es la fiesta del 25 de diciembre en donde se ofrece una
danza al niño Jesús con personajes disfrazados de negros, llameros, majeño y
waylala al compás de la música de wayliya y qashwa con jerarquía subalterna
para los llameros.
Dualidad andina con niños navideños
Fotografia: Fred Arredondo, 2017 |
En
varias partes del país, la navidad es un momento peculiar en los pueblos
andinos por expresar la fusión de varios elementos culturales. Así también, la
navidad es el contexto para la ejecución de la wayliya bajo la modalidad de
danza o música, en el cual movilizan un sistema de relaciones sociales basados
en el parentesco y la reciprocidad. A estas expresiones el Estado peruano los
fue reconociendo como patrimonio cultural como danza en el caso de Antabamba, género
musical en Chumbivilcas y como rito navideño en el sur de Huancavelica. En el
caso de Haquira la navidad es un complejo festivo que expone la música de
wayliya junto a la qashwa para acompañar la danza de negros, llameros, majeño y
waylala. Es por ello que el Ministerio de Cultura reconoce como Wayliya
haquireña como una “expresión ritual compuesta por un conjunto de música, canto
y danza, que se practica en el contexto de las celebraciones a la natividad del
niño jesus” (Ministerio de Cultura, 2018).
Las wayliyadoras haquireñas
Fotografia: Fred Arredondo, 2017 |
La
Navidad es el contexto de celebraciones articulado a un complejo de
organización calendar, en este caso hay la presencia de danzas con la música de
la wayliya. Quiere decir que en Haquira la wayliya es un género musical que se
podría añadir dentro del repertorio de clasificación de géneros musicales
andinos (Montoya, Montoya, & Montoya, 1987) . El complejo fiesta
trasciende la descripción del presentismo etnográfico, que tiene como lugar
común el análisis de los diversos momentos y referentes culturales que en él se
manifiestan (Vásquez, 1988) . La wayliya se viene
practicando desde tiempos inmemoriales y llega hasta la actualidad porque, al
ser de arraigo popular, fue autogestionada por sus habitantes, que ha mantenido
viva su motivación, estructura y organización durante varios siglos; sus
propias normas, ritos, ceremonias, vestido y danza, generan un sentimiento
festivo, arraigo identitario y espiritual de las comunidades y pueblos de este
espacio geográfico, del cual consideran que en estos tiempos de
transformaciones merece su defensa y salvaguardia.
Las
actividades festivas de canto, música y danza se realizan en Haquira cada 25 de
diciembre. Le sigue a esta actividad la organización para año nuevo cada
primero de enero y el 2 de enero con motivo del aniversario del Distrito en un
concurso entre ayllus. Similar a esta festividad se realiza en Lima por parte
de los residentes haquireños en fechas relativas a la navidad. También habría que
señalar a la comunidad de Ccocha que realiza su propia wayliya en los días de
navidad, la comunidad de Patahuasi que realiza su festividad acompañada del
takanakuy cada 17 de enero con motivo de homenaje al patrón San Antonio Abad.
Muy cerca de Haquira también se hace wayliya en las comunidades de Yuricancha y
Ccasacancha pertenecientes al distrito de Mara, cada mes de octubre. Frente a
la práctica de wayliyas al contorno de Haquira se debe precisar que la wayliya
haquireña es aquella que se practica en el pueblo de Haquira que viene a ser la
capital del distrito. En el pueblo están los barrios tradicionales de wistaq,
markallaq, moqanaq, qayaw y tupus. Los vecinos de estos barrios organizan la
wayliya haquireña en contrapuntos que enfrentan a los barrios de arriba (wichay
ayllu) y los barrios de abajo (uray ayllu).
A
la danza por tradición se le ha llamado como “la danza de los negros”.
Posiblemente hay razones históricas que con el paso del tiempo llegaron a
formar parte de la memoria colectiva de larga duración, al punto de ya no
cuestionar el nombre. De acuerdo al registro etnográfico de los pueblos andinos
es recurrente observar que la población afrodescendiente fue empleada en
labores productivas y en las actividades de ocio, como en corridas de toros,
carnavales, peleas, bailes, etc. Asimismo, la misma población afrodescendiente
presenta danzas de adoración en la navidad con el nombre de “negros”,
“negrillos”, “negritos”. Para el caso de Haquira, se presume, que la danza de
los negros desde sus orígenes fue ejecutada por los sirvientes negros, que
también debían prestar pleitesía al niño Jesús. El performance correcto debe
expresar la cordura, la gallardía y la elegancia de los danzantes disfrasados
simulando ser un personaje de prestigio social. Los pasos deben ser
calculadamente contados en precisos segmentos de cuatro tiempos. Cada paso es
medido y calculado; a este chispeo o golpe de zapatos de suela, le acompañan el
sonido, a manera de percusión, de una guitarra con las cuerdas sueltas o
desafinadas y varias sonajas chirriadoras.
Los danzantes negros
Fotografía: Fred Arredondo, 2017 |
La
música que acompañaba a los negros es la waylía o walyliya,
formándose una regocijante polifonía, de acuerdo al desarrollo de la danza. Las
canciones están dedicadas exclusivamente a la estructura de la fiesta. Hacen
una descripción de los personajes, del proceso de la fiesta y los valores que
ello conlleva. De trasfondo tiene como fin la adoración al nacimiento de
Jesucristo. Cada inicio de los cantos lo apertura con la bienvenida o el
anuncio de la llegada de la comparsa integrada por mayordomos, allegados del
mayordomo, danzantes negros, llameros, majeño y waylala. Luego proceden
cantando sobre los personajes que se presentan en orden sucesivo de acuerdo a
la mención y llamado que se los hace. Inicia con los llameros y la waylala,
luego presentan al majeño y finalmente a los negros. Después de los personajes
entonan canciones tradicionales para los contrapuntos.
Por
su parte los llamichos o llameros tienen una danza con pasos continuos. Por lo
general hacen su grupo aparte al ser ellos mismo quienes hacen su música. Bailan
con pasos rápidos, con desplazamientos en zigzag y dando brincos de rato en
rato. Ellos expresan la alegría de los pobladores nativos y el orden complejo
del pensamiento andino. La inestabilidad, la variabilidad y discontinuidad de coreografías
y pasos encuentran un sistema de organización y lógica propia en la estructuración
de sus melodías. Así también, llegan a compartir escenario junto con el grupo
de los negros y la música de la wayliya.
Los llamichos
Fotografía: Fred Arredondo, 2017 |
Esta
celebración, en efecto, también es auténtica en la identidad social por emanar
de sus verdaderas razones históricas puesto que pone de manifiesto la realidad
histórica de la formación social de un pueblo andino peruano. Por venir desde
épocas de la colonia y manifestar en el ritual el sincretismo religioso es una
muestra de la evangelización que se hizo en el nuevo mundo. Asimismo, los
protagonistas representan a segmentos sociales de la población: el negro
representa al foráneo lejano y occidental; el majeño representa al foráneo
cercano, occidental y costeño; el pastor representa una situación fronteriza, a
lo mejor es el mestizo; la waylala representa a alguien que tiene mayor roce
con los segmentos de la población, lo que podría representar la imagen del
cholo; los llameros representan al nativo o indígena natural de las entrañas de
la tierra. Asimismo, la danza, representa grupos económicos como clases
sociales: el majeño que es un comerciante o rico; los negros que son
trabajadores vendrían a ser los pobres. Entre los mismos llameros también hay
diferenciación entre los comunes y el qhapaq (ostentoso) llamero. Los adornos
en los sombreros de las wayliyas son plumas de aves exóticas; eso también
señala la interrelación mercantil con la amazonia.
La
fiesta de navidad en Haquira se vive de modo particular. Es una fusión de dos
sistemas y prácticas culturales: el andino y el peninsular. Su importancia yace
en varios aspectos. Primero, es la práctica costumbrista más antigua del
pueblo. Segundo, muestra una forma particular de celebrar la navidad en el
país. Tercero, representa la realidad social de un pueblo peruano, que también
grafica la formación social de todos los pueblos andinos. Cuarto, por su
recorrido histórico forma la identidad del poblador haquireño. La población lo
asume como propio, su práctica viene de larga data que se pierde en la memoria
colectiva, se siguen formando los ejecutores de dicha danza y se gesta un
sistema de enseñanza-aprendizaje de cantos, pasos, elaboración de trajes,
matracas y máscaras.
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